martes, 1 de septiembre de 2009


COMUNA BOLA DE CRISTAL


Levantóse al punto el poderoso héroe Agamenón Atrida, afligido, con las negras entrañas llenas de cólera y los ojos parecidos al relumbrante fuego; y, encarando a Calcante la torva vista, exclamó: -¡Adivino de males! jamás me has anunciado nada grato.

Pienso yo: ¿qué culpa tenía el pobre Calcante si a él el oráculo le llenaba de terror?

Los compañeros de COMUNA han emitido una declaración en la que se reseña como
-"se agotaron todas las instancias desde años anteriores para ofrecer una propuesta unificadora, pero que se fue dificultando en el año electoral como lo teníamos previsto, donde los tiempos políticos y los ritmos son diferentes para cada organización... [ y por último] se quedó sin tiempo suficiente para hacer conocer su propuesta a los sectores populares".-

Como resultado tenemos que -"La debilidad táctica en el marco de una fortaleza estratégica del espacio de la izquierda consecuente quedó registrada en las urnas donde todos los sectores unidos no llegaron a 5 mil votos...."-.

A continuación proponen:

"a) Creación de un sujeto político que trascienda a todos los grupos;
b) Unidad sin exclusiones; ...
e) Compromiso de no votar al reformismo frenteamplista en la segunda vuelta".-

Bueno, si tanta capacidad de previsión y tanta fortaleza estratégica tenemos, me atrevo a consultar mi propia bola de cristal.

El frente sacará algo más del 45% en octubre, el voto en blanco más el anulado más Asamblea Popular (así quedaron ordenados en las internas) reunirá tal vez un 3 o un 4% (y ningún parlamentario). Cundirá el pánico y el desconcierto. La fragmentación de la izquierda radical, la ausencia total de espacios orgánicos de elaboración política y además la falta de diálogo entre los distintos pequeños grupos aumentará la desmoralización de la militancia.

Desconcertada, habiendo perdido completamente el respeto por los referentes que tuvieron su oportunidad durante cinco años y la desperdiciaron, tratará de encontrar en un mes la brújula perdida, y la encontrará por puro instinto. Nueve de cada diez de sus militantes votará a Mujica en noviembre, y éste ganará con el 50.1% de los votos.

Si en cinco años no se alcanzó ese sujeto político de unidad sin exclusiones, no se alcanzará de aquí a noviembre. No habrá semejante compromiso. Por suerte, porque la metodología de llamar a la unidad sin exclusiones y ya adelantar de antemano la línea que se tiene que seguir no parece muy sensata.

Tal vez sea por mi cortedad de miras, el caso es que no veo ninguna razón valedera para no votar en noviembre contra del regreso de Lacalle, y creo que si ese regreso ocurriese la derrota SUBJETIVA de la izquierda será mucho mayor que ahora todavía. Y aunque ese compromiso (que personalmente considero un contrasentido) se alcanzase, el caso es que menos aún habrá "tiempo suficiente para hacer conocer a los sectores populares" esa línea que deberían seguir a puro verticalazo. Y por lo tanto los militantes se guiarán sanamente por su propio criterio.

¿No les parece que habría que pensar, consultarse entre todos, dialogar, antes de ponerse a largar lineazos? ¿No se ha acumulado ya suficiente vergüenza y frustraciones como para que sea tiempo de empezar a corregir?

Mi bola de cristal me dice que si no lo hacemos, ya no quedará nada de la llamada izquierda radical.

Leo en un folleto sobre Flores de Bach: "Chestnut Bud: cuando repiten errores por no aprender de la experiencia". Si los griegos hubiesen conocido las Flores de Bach, Calcante podía haberle recetado eso a Agamenón.

FERNANDO MOYANO

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