martes, 2 de octubre de 2018

Discusión entre marxianos (II)

 

(Pero hay una cuestión previa)


Hay un dicho. ¿Cuál es la mejor forma gourmet de comer un elefante? Mordida a mordida.

Esto ocurre con nuestra discusión sobre el socialismo. Abarca una inmensidad de temas y no se pueden embuchar todos juntos. Tenemos que ir de a poco. Para peor, es cosa de marxianos.

La discusión gira en torno a calificar como socialista o capitalista a procesos como el cubano. William Yohai sostiene que en los primeros años de la revolución al menos, hasta que las dificultades del período especial fueron abrumadoras, hubo socialismo en Cuba entendiendo por tal lo que Marx caracteriza como “primera fase de la sociedad comunista” en Crítica al Programa de Gotha.

Y agrega: “Si no es así, que me lo expliquen”.

El respeto que merece una actitud franca como esta, invitando a la discusión conceptual, obliga a que hagamos un esfuerzo .

SIN EMBARGO no puedo ocuparme de este tema sin una cuestión previa, motivada por este momento concreto.

El gobierno de Mujica propone la condonación de la deuda de Cuba con Uruguay, algo más de 30 millones de dólares, como contrapartida de la ayuda cubana de la llamada “Operación milagro” Podemos tener muchas diferencias políticas con Mujica, pero eso no tiene nada que ver. Tenemos la obligación de decir que estamos a favor.

Intuyendo una contradicción política en la “transición” de Mujica a Tabaré (probablemente porque el más proyanqui Tabaré no quiera figurar él tomando esta medida) la derecha más rancia de este país, como hiena carroñera, se ha lanzado en campaña. Su objetivo es ideológico, y de fondo. Trata de promover (y lo mismo ocurre con el tema de los presos de Guantánamo) la mentalidad más insolidaria y mezquina del “patriotismo” provinciano.

Han salido diez dólares de mi esquelético bolsillo, para pagar lo que me toca de 50 mil operaciones de cataratas; ni me molesto en sacar la cuenta. El verdadero milagro sería que los oftalmólogos uruguayos operasen gratis, en vez de cobrar más de dos veces y media por cada operación de lo que han salido, incluso si es que esto resulta ser un “intercambio comercial” como dicen. Para nada sirve que un país reciba solidaridad si internamente es insolidario.

En esto, y en el tema de los presos de Guantánamo y otros similares, nosotros no podemos ser necios, no los podemos ver bajo la lupa del “conflicto de entrecasa” y perder la perspectiva. Tenemos que descargar todos los golpes, como decían los vietnamitas, en la dirección del golpe principal, y no en la contraria.

Aclarado esto, vuelvo al tema “socialismo y Cuba”

Para empezar aclaro: NO ESTOY DICIENDO NI POR UN MOMENTO que esto que sigue sea “la solución” al problema planteado ni nada por el estilo, es un resumen de lo que han dicho muchos otros dentro una discusión compleja

En primer lugar quiero escapar de la visión binaria del problema, blanco o negro. Ya señalamos que hay varias teorías de modos de producción intermedios o híbridos, resultado del proceso histórico de distorsión de las revoluciones de intención socialista. Tengo que justificar debidamente esta idea y distinguir las teorías serias de las falsedades y maniobras ideológicas que se mezclan.

¿En qué consiste la base de ese enfoque “no binario”?

Primero hay que comprender las causas por las que un hecho histórico ocurre como ocurre. Si eso se corresponde exactamente con lo que dijo Marx es algo que debe ser analizado de otra manera. Pero empecemos por Marx
Dije en una nota anterior que esa descripción en “Critica al Programa de Gotha” debe ser comprendida en relación a otros textos de Marx. Vamos a señalar algunos.

Es común, al referirse a las revoluciones históricas de intención socialista, recordar lo que dijeron Marx y Engels en 1846, cuando comenzaban su producción teórica, en “La Ideología Alemana”

El desarrollo de las fuerzas productivas es la condición primordial e imprescindible del comunismo pues la socialización de la miseria solo puede provocar la reaparición de toda la vieja basura”

Aquí, no se puede decir una palabra más sin hacer tres aclaraciones imprescindibles

a) Ese texto ha sido usado para descalificar a TODAS las revoluciones emergentes en países de la periferia capitalista como un “error histórico”. Mujica ha sido uno de los que lo ha planteado. El socialismo solo podría surgir de sociedades capitalistas “desarrolladas”, y en caso contrario se produce un “monstruito”. Es una idea profundamente equivocada, que se invoca para justificar la continuidad del capitalismo en Uruguay y en el mundo.

En 2002 en la visita de Boris Kagarlitski, en una entrevista en la radio le hicieron la pregunta de si la Revolución Rusa había sido o no un “error histórico”. Boris aprovechó la oportunidad para ir al fondo conceptual. Una revolución no puede ser un “error” porque no es el acto voluntario o planeado de una persona o grupo de personas, es un hecho histórico que se da por sí mismo, tiene sus causas, su desarrollo objetivo, su curso. Todo eso puede ser analizado para, en todo caso, encontrar la mejor forma de participar en ese hecho histórico

b) El enfoque Marx y Engels nos permite comprender cabalmente las dificultades de Cuba a partir del llamado “período especial” y las causas de la reaparición emergente del capitalismo en la Cuba actual. No es una “conspiración” de los dirigentes cubanos en acuerdo con los imperialistas.

c) Sin embargo, nadie puede decir que Cuba en los años 50 fuese una “sociedad de miseria”. Era un país capitalista moderno plenamente desarrollado, y la miseria real que allí existía era la miseria engendrada por las desigualdades sociales del capitalismo según el análisis marxista más elemental. 
Las dificultades de Cuba para construir el socialismo fueron (esquematizando muy groseramente) tres:


C1) Cuba era un pequeño país revolucionario en un medio abiertamente hostil. La dificultad obvia en este tipo de situaciones ya había sido comprendida por Marx y Engels quienes descartaron expresamente la idea del “socialismo en un solo país”.

C2) Cuba era un país capitalista periférico y de economía dependiente. El tema de una revolución socialista en estas condiciones NO LO VAMOS A ENCONTRAR EN MARX Y ENGELS. Marx tenía agendado en su plan de trabajo ocuparse de la periferia capitalista, no llegó a hacerlo, pero sí dejó algunos bosquejos y textos sueltos.

C3) Por último, y esto así podemos señalarlo como un error de los dirigentes cubanos en su momento, tomaron por modelo de “socialismo” a la URSS. Acudieron a ella por la ayuda imprescindible que necesitaba su revolución. No fueron tan ingenuos ni ciegos como para no ver el cangrejo debajo de la piedra, pero de cualquier manera se dejaron arrastrar por el error y participaron de la reproducción de la dependencia de la economía cubana, y esa es una de las causas de los enormes problemas del período especial. Comprendo perfectamente que en ese error no estuvieron solos ni mucho menos. Comprendo también que lo que realmente pudiesen hacer en esas circunstancias era muy limitado. Y que esto que estoy diciendo acá es un esquema muy grueso y muy discutible.


Con esas breves aclaraciones la dejamos ahí por el momento.
 Sigo con el planteo originario de Marx y Engels. Esto es la forma en que plantean las cosas en La Ideología Alemana:

1) En el desarrollo de las fuerzas productivas se llega a una fase en la que surgen fuerzas productivas y medios de intercambio que, bajo las relaciones existentes, sólo pueden ser fuente de males, que no son ya tales fuerzas productivas sino más bien fuerzas destructivas (maquinaria y dinero); y, a la vez, surge una clase condenada a soportar todos los inconvenientes de la sociedad sin gozar de sus ventajas, que se ve expulsada de la sociedad y obligada a colocarse en la más resuelta contradicción con todas las demás clases; una clase que forma la mayoría de todos los miembros de la sociedad y de la que nace la conciencia de que es necesaria una revolución radical, la conciencia comunista, conciencia que, naturalmente, puede llegar a formarse también entre las otras clases, al contemplar la posición en que se halla colocada ésta; 2) que las condiciones en que pueden emplearse determinadas fuerzas productivas son las condiciones de la dominación de una determinada clase de la sociedad, cuyo poder social, emanado de su riqueza, encuentra su expresión idealista-práctica en la forma de Estado imperante en cada caso, razón por la cual toda lucha revolucionaria va necesariamente dirigida contra una clase, la que ha dominado hasta ahora; 3) que todas las anteriores revoluciones dejaban intacto el modo de actividad y sólo trataban de lograr otra distribución de ésta, una nueva distribución del trabajo entre otras personas, al paso que la revolución comunista va dirigida contra el carácter anterior de actividad, elimina el trabajo asalariado y suprime la dominación de todas las clases, al acabar con las clases mismas, ya que esta revolución es llevada a cabo por la clase a la que la sociedad no considera como tal, no reconoce como clase y que expresa ya de por sí la disolución de todas la s clases, nacionalidades, etc., dentro de la actual sociedad, y 4) que, tanto para engendrar la en masa esta conciencia comunista como para llevar adelante la cosa misma, es necesaria una transformación en masa de los hombres, que sólo podrá conseguirse mediante un movimiento práctico, mediante una revolución; y que, por consiguiente, la revolución no sólo es necesaria porque la clase dominante no puede ser derrocada de otro modo, sino también porque únicamente por medio de una revolución logrará la clase que derriba salir del cieno en que se hunde y volverse capaz de fundar la sociedad sobre nuevas bases”.

La previsión de Marx sobre la necesidad histórica de la superación del capitalismo es un verdadero prodigio intelectual, pero no conozco ningún caso en que una teoría científica haya previsto un fenómeno complejo, y éste haya salido al pie de la letra sin ninguna variación. Por lo tanto argumentar sobre la fidelidad absoluta o no de la realidad con el proyecto no tiene sentido.

Nuestra tesis es la siguiente(y de nuevo, no es mía):

Marx previó el advenimiento de una revolución obrera anticapitalista de alcance internacional como un resultado del agotamiento histórico de ese modo de producción, que lo haría sumirse en crisis imposibles de resolver dentro de sus marcos. PERO esas crisis catastróficas llegaron ANTES de que el capitalismo hubiese alcanzado el grado de desarrollo de las fuerzas productivas que hace posible e inevitable la transformación de las relaciones de producción en el sentido necesario para abolir la sociedad de clases.

El principal error de Marx, el más implacable crítico del capitalismo que conocemos, fue el ser DEMASIADO BUENO con el capitalismo. Atribuyéndole la capacidad de “moldear al mundo a su imagen y semejanza”, supuso que ese modo de producción tendría la capacidad de arrasar con todos los otros modos de producción históricamente previos antes de alcanzar sus propios límites. Eso no ocurrió.

Esto es lo que determina las condiciones para que aparezcan modos de producción y formaciones sociales híbridas, inestables, de transiciones contradictorias y reversibles.

Al pensar de esa manera no creo estar “coqueteando” y “conciliando” con el estalinismo o algo por el estilo. Al mismo tiempo, si señalo la supervivencia de elementos propios del capitalismo dentro de esas revoluciones históricas, no dejo de reconocer su significado histórico.

Pero lo primero, antes de desarrollar esa idea, es recuperar esos conceptos dentro del pensamiento de Marx. Como dijimos, de la lectura de la “Crítica al Programa de Gotha” surge que su concepción de la transición social en la “primera fase del comunismo”, lo que nosotros llamamos “socialismo”, está centrada en la transformación de las relaciones sociales de producción.

Ese cambio en las relaciones sociales de producción, y no meramente en la forma de distribución ni la forma de propiedad ni en las relaciones técnicas de producción, implica una transformación en la división social del trabajo.

Esto quiere decir abolir la relación salarial, y eso no es equivalente a remunerar al trabajador según su trabajo, que es lo que plantea Marx en la “Crítica...”. Su idea es que esa transformación viene a partir del desarrollo de las fuerzas productivas ya ocurridas, no se le ocurrió plantearse (al menos no en forma principal ni mucho menos aislada) la revolución socialista en sociedades no desarrolladas.

Este concepto aparece explícitamente y con toda claridad en uno de los textos de Marx, el final del Cap. XXIV del Libro I de El Capital, “La llamada acumulación originaria”, la segunda parte de la Sección 7. “Tendencia histórica de la acumulación capitalista”. Ponemos al final el vínculo a Internet.

La primera parte de esa Sección habla del proceso de transformación de la pequeña producción en la producción basada en la propiedad capitalista. Tiene partes que son importantes para nosotros para entender por ejemplo el proceso de concentración y extranjerización de la tierra que hemos vivido en las últimas décadas. Pero no podemos detenernos en esto ahora, aunque podemos volver sobre ello en otro momento.

Lo que queremos señalar es que Marx trata todo esto como parte de un mismo proceso dialéctico:

1.    La pequeña producción basada en la pequeña propiedad del productor directo

2.    La concentración y centralización del capital (que son cosas diferentes, y de eso también podemos ocuparnos en otro momento porque nos permitiría comprender lo que nos pasa aquí y ahora) es el proceso de negación de la pequeña producción que es desplazada por la producción capitalista, basada en la concentración de la propiedad y la pauperización de las grandes masas populares, pero al mismo tiempo es el desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones sociales que hacen posible la producción social

3.    La negación de la negación, la expropiación de los expropiadores. A eso queríamos llegar.

Una vez que este proceso de transformación ha corroído suficientemente, en profundidad y extensión, la sociedad antigua, una vez que los productores se han convertido en proletarios y sus condiciones de trabajo en capital, una vez que el modo capitalista de producción se mueve ya por sus propios medios, el rumbo ulterior de la socialización del trabajo y de la transformación de la tierra y demás medios de producción en medios de producción explotados socialmente, es decir, sociales, y por tanto, la marcha ulterior de la expropiación de los propietarios privados, cobra una forma nueva. Ahora ya no es el trabajador que gobierna su economía el que debe ser expropiado, sino el capitalista que explota a numerosos obreros.

Esta expropiación se lleva a cabo por el juego de leyes inmanentes de la propia producción capitalista, por la centralización de los capitales. Un capitalista devora a muchos otros. Paralelamente a esta centralización o expropiación de una multitud de capitalistas por unos pocos, se desarrolla cada vez en mayor escala la forma cooperativa del proceso del trabajo, se desarrolla la aplicación tecnológica consciente de la ciencia, la metódica explotación de la tierra, la transformación de los medios de trabajo en medios de trabajo que sólo pueden ser utilizados en común, y la economía de todos los medios de producción, por ser utilizados como medios de producción del trabajo combinado, del trabajo social, el enlazamiento de todos los pueblos por la red del mercado mundial y, como consecuencia de esto, el carácter internacional del régimen capitalista. A la par con la disminución constante del número de magnates del capital, que usurpan y monopolizan todas las ventajas de este proceso de transformación, aumenta la masa de la miseria, de la opresión, de la esclavitud, de la degradación y de la explotación; pero aumenta también la indignación de la clase obrera, que constantemente crece en número, se instruye, unifica y organiza por el propio mecanismo del proceso capitalista de producción. El monopolio del capital se convierte en traba del modo de producción que ha florecido junto con él y bajo su amparo. La centralización de los medios de producción y la socialización del trabajo llegan a tal punto que se hacen incompatibles con su envoltura capitalista. Esta se rompe. Le llega la hora a la propiedad privada capitalista. Los expropiadores son expropiados.

El modo capitalista de apropiación que brota del modo capitalista de producción, y, por tanto, la propiedad privada capitalista, es la primera negación de la propiedad privada individual basada en el trabajo propio. Pero la producción capitalista engendra, con la fuerza inexorable de un proceso de la naturaleza, su propia negación. Es la negación de la negación. Esta no restaura la propiedad privada, sino la propiedad individual, basada en los progresos de la era capitalista: en la cooperación y en la posesión colectiva de la tierra y de los medios de producción creados por el propio trabajo.

La transformación de la propiedad privada dispersa, basada en el trabajo personal del individuo, en propiedad privada capitalista es, naturalmente, un proceso muchísimo más lento, más difícil y más penoso de lo que será la transformación de la propiedad privada capitalista, que de hecho se basa ya en un proceso social de producción, en propiedad social. Allí, se trataba de la expropiación de la masa del pueblo por unos cuantos usurpadores; aquí, de la expropiación de unos cuantos usurpadores por la masa del pueblo”.

Hemos querido mostrar con esto que para Marx, la revolución socialista proletaria mundial no es evento caprichoso. Ocurre sí y solo sí se han desarrollado previamente las fuerzas productivas y las relaciones de producción que la hacen posible y necesaria.

Sin embargo la historia verdadera ha ocurrido de una manera que no se ajusta completamente a este curso supuesto, y sobrevienen revoluciones de intención socialista ANTES de que se hubiese completado la maduración de las condiciones sociales que son su base.

Con esto ya nos sacamos de encima la tarea de las citas de Marx. Ahora ya estamos en condiciones de explicar nuestro punto de vista sobre esas revoluciones históricas, basado en una interpretación “no evangélica” del marxismo.

Lo vamos a tener que hacer siguiendo el método para comer el elefante


Vínculo a: El Capital, Cap. 24 del Libro I, La llamada acumulación originaria

https://www.marxists.org/espanol/m-e/1860s/eccx86s.htm


FERNANDO MOYANO
postaporteñ@ 1353 - 2015-02-23


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