miércoles, 31 de octubre de 2018

Revolución en Rojava: hechos y potencialidades, más que etiquetado


"No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia".

En los últimos años se viene desarrollando en el Kurdistán sirio, llamado Rojava, un proceso de transformación social. Ocurre en medio de una de las guerras civiles más sangrientas de los últimos tiempos, además internacionalizada. Mi interés es verlo como proyectio, o incluso "experimento" como lo llama un reciente artículo de Rachel Evans:"Rojava revolucionaria: un experimento polietnico, feminista y anticapitalista".

Es para poder contestar esa pregunta sarcástica con que a veces nos encaran cuando peleamos por otro mundo posible. "Y eso que vos decís ¿DÓNDE existe?". Más que "existe en Rojava" me gustaría poder decir "quiere nacer en Rojava". Más que un modelo o paradigma quiero pensar en un proyecto, intento de construcción. Y esto necesariamente significa una distancia entre lo que se quiere y lo que se consigue, y un aprendizaje. 

No es mi intención ni mi interés discutir el posible "etiquetado" de lo que allí se desarrolla. Entre otras cosas, Rojava también ha suscitado polémicas sobre sobre la forma de catalogar, sobre las vertientes teóricas o doctrinarias de las que el proyecto se nutre, y abre muchas preguntas, dudas y cuestionamientos: si responde o no a las características de cada vertiente, y también si se aparta de las mismas. 

Ojalá lo haga. Una revolución que enfrenta en una guerra sangrienta a una forma de fundamentalismo, no debe caer en ningún tipo de fundamentalismo.  Si el proceso social en Rojava se ha "desviado" de alguna o de todas esas construcciones teóricas, lo bien que ha hecho. No hay desviación si no hay camino, y no hay camino si te ha tocado abrir camino. Necesariamente lo nuevo desbordará, subvertirá, desobedecerá la vieja forma en que se lo pensó.

Entonces, lo que queremos plantear a propósito de esta experiencia es su capacidad de transgredir los propios límites del pensamiento social previo, que durante mucho tiempo se supuso que debería seguir. El pensamiento social surge de la experiencia de la lucha social, y en ese sentido toda doctrina siempre es falsa.

En este trabajo, y con independencia de la doctrina madre o camino que se invoque, quiero señalar en ese proceso histórico que está ocurriendo dos desviaciones virtuosas del "sentido común" del pensamiento de nuestra época: de la idea del estado-nación y de la idea del productivismo. No tomaremos estos dos temas separados sino uno dentro del otro, en una misma concepción: la que supuso que el desarrollo de las fuerzas productivas, cuando es insuficiente para asegurar la construcción de la sociedad igualitaria que se considera posible y necesaria, debería pasar previamente por una sociedad desigualitaria en la forma de un Estado burgués capitalista. 

Veremos esto en dos aspectos.

Primero, la situación e historia del Kurdistán dentro de Siria como "colonia interna", y Siria a su vez y dentro del mismo sistema como economía dependiente extractivista y subsidiaria del Occidente capitalista, y el quiebre actual que ocurre como consecuencia del agotamiento histórico de dicho sistema.

Confrontaremos también los hechos de la historia contra la teoría del papel de un estado burgués como "etapa de desarrollo previo", tomado el ejemplo más claro directamente presente: Turquía, sus disyuntivas históricas, y a lo que ha conducido.

La historia del Kurdistán contemporáneo arranca hace algo más de cien años.

El 15 de enero de este año hubo en Berín una manifestación convocada por el PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán), que fue duramente reprimida por la policía alemana. Se eligió esa fecha por cumplirse 99 años del asesinato de Rosa Luxemburgo, siendo entonces un homenaje a ella, y a otros luchadores asesinados.

Corresponde señalar que fue ella precisamente una que en ese tiempo planteó una idea alternativa a eso que hemos llamado "sentido común" del concepto estado-nación como paradigma.

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